Aunque parecidos, el italiano y el castellano son dos idiomas extremamente distintos. Por supuesto los italianos pueden entender el sentido general de un mensaje en castellano y creo que los hispanohablantes también tienen un relativo fácil acceso al italiano. Sobre todo cuando el registro linguistico es formal.
Muchos conocen las discrepancias lexicales entre los dos idiomas y los falsos amigos que siempre están al acecho. Sin embargo, soy de la opinión de que los modismos son el ambito que, más que nada, puede crear dificultades verdaderas en la comprensión intercultural.
Es suficiente hojear un diccionario de modismos para enterarse de la variedad de expresiones utilizadas en España y Latinoamérica que no existen en italiano. Vamos a ver algunos ejemplos para ilustrar lo que quiero demostrar.
Pelar la pava, meter la cuchara, ponerse hecho un basilisco, no todo el monte es orégano, éramos pocos y parió la abuela, estar como unas castañuelas , me cae gordo.
Incluso cuando una persona de habla italiana consigue entender el significado de cada palabra quedaría desconcertada de todos modos. Por ejemplo, un italiano comprende perfectamente que pelar la pava se refiere a ‘pelare una pavona’ o otro pájaro, en este caso una ‘tacchina’. Pero qué quiere decir esto en italiano? Lo mismo se pasa con ‘non tutto il monte è origano’, quizá en italiano traducido por ‘non tutto è rosa e fiori’.
Claro. Italia y España también comparten una muchedumbre de metáforas y imágenes, pero los peligros de los falsos amigos y de la diferente cultura que ha generado los modismos anteriormente mencionados necesitan un estudio de todo menos superficial.
Una palabrita tan utilizada en ambos lados del Mediterráneo como católico podría causar asombro en Italia si pronunciada en una frase como ‘Hoy no estoy muy católico’. Hasta llegar a ser prohibida en la Ciudad del Vaticano supongo.